La mayor parte de migrantes de América Latina y el Caribe que residen en Estados Unidos aún prefieren usar efectivo para enviar remesas a sus países de origen. Esto va a cambiar, si bien los expertos creen que será lento
¿Tienen los días contados los billetes y monedas? Para quienes vivan en los Estados Unidos parece un hecho irremediable. Un estudio reciente de la Reserva Federal (Banco Central de EE UU) mostró que el efectivo representó solo el 30% de las transacciones comerciales en el país en 2017 y el Informe Nilson, enfocado en la industria de pagos, estima que el uso de medios electrónicos de pago aumentará a 84% en comercios minoristas para 2022. Al mismo tiempo, la proporción de hogares que no usan servicios bancarios se encuentra en mínimos históricos en los países industrializados. En los EE UU, el 93,5% de los hogares tienen una cuenta bancaria, una cifra que baja hasta el 89,9% entre los inmigrantes.
A medida que las tecnologías financieras o fintech y las soluciones en línea han ido asumiendo un papel más importante en los pagos y las transferencias de dinero, se esperaba que la digitalización llegaría también a las remesas, y con ello, un impacto positivo. Las remesas, provenientes en gran parte de Norteamérica, Europa y Asia, alcanzaron un récord de 613.000 millones de dólares en 2017, incluyendo 70.000 millones que fluyeron a América Latina y el Caribe. La digitalización podría liberar miles de millones de dólares en costos asociados a la recepción y entrega de efectivo en lugares físicos. Además, hay evidencia de que recibir dinero directamente en una cuenta bancaria, en lugar de hacerlo en efectivo, aumenta la probabilidad que los fondos se destinen a usos productivos, como ahorros e inversiones. Pero ¿qué tan digitales son hoy esas remesas?
En el Laboratorio de Innovación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID Lab) nos hemos propuesto contestar a esa pregunta. Nuestra estrategia ha sido doble. Por un lado, nos pusimos en contacto con compañías de remesas como parte de nuestro estudio anual de remesas. Por otro lado, aplicamos una encuesta a una muestra de inmigrantes latinoamericanos y caribeños que residen en los Estados Unidos.
Ambas fuentes sugirieron que la mayor parte de los migrantes de América Latina y el Caribe que residen en los Estados Unidos prefieren usar efectivo para enviar dinero a sus países de origen. Nuestra encuesta mostró que el 80% de los migrantes de Colombia, República Dominicana, El Salvador y México encuestados en Miami, Los Ángeles y Nueva York inician sus remesas en un lugar físico y usan el efectivo como medio de pago, generalmente con un agente de una empresa situada en un comercio. La encuesta reveló también que solo el 20% usaron un medio de pago electrónico para enviar el dinero y originaron sus transferencias en un canal digital, desde sus ordenadores o teléfonos móviles. Esto va a cambiar, si bien los expertos creen que el crecimiento en remesas digitales será lento.
Solo un 20% de los migrantes latinos usan un medio de pago electrónico para enviar el dinero y originan sus transferencias en un canal digital, desde sus ordenadores o teléfonos móviles
Los hábitos para recibir las remesas en los países de América Latina y el Caribe reflejan en gran medida los que se usan para enviarlos desde Estados Unidos. En general, se desembolsan en efectivo en puntos de pago dentro de sucursales bancarias o en tiendas de barrio que actúan como agentes. Los encuestados indicaron que el 83% de las remesas se entregaron en efectivo, mientras que solo el 17% se acreditaron directamente en una cuenta bancaria, con una variación significativa entre los países de origen de los migrantes. Los migrantes de Colombia, por ejemplo, muestran una preferencia por el depósito en cuenta bancaria mucho mayor que los de otros países.
Una conclusión de nuestro informe es que el uso de agentes físicos como canal y el uso del efectivo como medio de pago para el envío y la entrega es una opción racional de los migrantes. Lo que frena la adopción de las remesas digitales entre los migrantes no es la carencia de cuentas bancarias, el acceso a Internet o el desconocimiento de la banca en línea. Usar efectivo y los lugares físicos para el envío y la entrega es más conveniente y, en algunos casos, menos costoso. Para los migrantes que reciben sus salarios en efectivo o cheque, 7 de cada 10 en nuestra encuesta, el envío en efectivo recorta varios pasos y ahorra tiempo. De hecho, los migrantes que reciben sus salarios a través del depósito directo en una cuenta bancaria tienen tres veces más probabilidades de usar servicios de remesas en línea que aquellos que reciben sus ingresos en efectivo.
Para acelerar la digitalización de las remesas, los proveedores del servicio deberían centrarse en hacerlas convenientes para aquellos migrantes que ya reciben sus salarios en cuentas bancarias o tienen acceso a medios electrónicos de pagos, como tarjetas de crédito. Por su parte, si los bancos quieren entrar en este mercado, sugerimos alianzas con operadores con los que los migrantes ya se sienten cómodos, y promover la apertura de cuentas bancarias y los servicios de remesas desde los portales web y las aplicaciones móviles bancarias.
Fermín Vivanco es especialista senior de BID Lab y Lukas Keller es consultor en la división de mercados laborales del Banco Interamericano de Desarrollo.
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